“En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamíento: «Ama a tu prójímo como a tí mísmo.»”

En una acalorada discusión con mi compañero le pregunté porque no me trataba con más suavidad. La respuesta fue rápida y dolorosa de escuchar. El me dijo que cuando yo lo criticaba, mis palabras eran muy humillantes. El prosiguió y dijo que él no le mostraba amor a alguien que no le respondiera con el mismo afecto. Esta forma de pensar puede convertirse en un círculo vicioso de destrucción de cualquier relación. Aprendí entonces que debo ser más cuidadosa con mis expectativas de otros y con mis palabras cuando les hablo. Para ser amado uno debe ser amoroso.

SALVADOR: GRACIAS POR EL REGALO DE MI COMPAÑERO. AYÚDAME A SER CUIDADOSA CON MI TEMPERAMENTO Y MI LENGUA. AMÉN.

- Katherine McDaniel