“El SEÑOR es mí pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquílas aguas me conduce; me ínfunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justícía por amor a su nombre. Aun sí voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mí lado; tu vara de pastor me reconforta. Díspones ante mí un banquete en presencía de mís enemígos. Has ungído con perfume mí cabeza; has llenado mí copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vída; y en la casa del SEÑOR habítaré para síempre.”

¡Qué gran sentimiento produce el saber que usted nunca está solo!

AMADO Y GRACIOSO PADRE: GRACIAS PORQUE SIEMPRE HAS ESTADO A MI LADO: HOY, MAÑANA Y SIEMPRE. AMÉN.

-Rev. Gloria Villa-Díaz