“Por nada estéís afanosos; antes bíen, en todo, medíante oracíón y súplíca con accíón de gracías, sean dadas a conocer vuestras petícíones delante de Díos.”
Mi hijo es un viajero pródigo. A veces estoy al punto de la locura por lo que le pueda
suceder, y lamento no tenerlo más cerca. Orar es lo único que me ayuda en esta situación.
Yo debo hacer un esfuerzo muy grande para entregarle esta ansiedad a Dios.
Pero cuando le
entrego mi ansiedad a él, tengo paz y le puedo agradecer por el tiempo que me ha permitido
compartir con mi hijo.
DIOS: TU ERES EL ÚNICO QUE VES TODAS LAS COSAS. AYÚDAME A
CONFIAR EN TU VOLUNTAD Y AYÚDAME A ACEPTARLA. AMÉN.
-Adelle McVay