“Pero yo les dígo: No resístan al que les haga mal. Sí alguíen te da una bofetada en la mejílla derecha, vuélvele tambíén la otra.”

Una persona fuerte podría no luchar con este versículo. Pero, por años este fue mi punto crítico para enterder el cristianismo. Yo aguardaba el día en que fuera probado literalmente con una situación descrita aquí para responder de la manera radical del texto. Pero ahora me encuentro buscando un entendimiento mayor de este texto. Porque me he encontrado que personas “me golpean la mejilla” continuamente de una manera u otra. ¿Cómo puedo poner en práctica esta enseñanza? Yo sé que Jesús dijo “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma” y añadió: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Yo he descubierto que una manera cristiana, llena de amor, de responder es no permitir que el otro continúe golpeando. Esto evita pagar mal por mal y también evita que el corazón se llene de resentimiento por las dos, cuatro u ocho bofetadas que uno recibió y no resistió.

AMADO DIOS: AYÚDAME A AMAR A MI PRÓJIMO COMO A MÍ MISMO. AYÚDAME A HACER TU VOLUNTAD. AYÚDAME A SER UNA PERSONA FUERTE. AMÉN.

-Scott Dickson