“Y cuando oigan de guerras y rebeliones, no se asusten; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente... Miren por ustedes mismos, que sus corazones no se llenen de vicios, embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre ustedes aquel día.”
Parte esencial de nuestra fe cristiana es nuestra expectativa de la venida de
nuestro Señor Jesucristo. El prometió que vendrá por segunda vez para gobernar
con justicia a todo el mundo. Antes de su venida, el evangelio anticipa que habrá
eventos catastrófi cos como guerras, hambres y pestilencias. Pero, ninguno de estos
terribles sucesos será un obstáculo para tan esperado encuentro. Sin embargo,
este texto nos recuerda que ciertas conductas humanas podrían causar que las
personas no disfruten tal momento.
Vicios, borracheras y preocupaciones por la
vida diaria son manifestaciones de un profundo egoísmo. Si uno tiene su corazón
lleno de sí mismo, ¿dónde hay
Anhelado Señor Jesucristo: Oro por la sanidad que ofreces
para hacer mi corazón espacioso para ti y para el prójimo,
de tal manera que todos podamos disfrutar tu segunda
venida. Amén.
-Rev. Gloria Villa-Díaz