“Asegúrense de que nadíe pague mal por mal; más bíen, esfuércense síempre por hacer el bíen, no sólo entre ustedes síno a todos.”

Durante diez años de enseñanza, expresé esta idea: “No odie a nadie... ni siquiera use esta palabra.” ¿Qué es odio? Es una aversión intensamente hostil, compuesta de rabia y miedo fundamentados en la causa, real o imaginaria, de un dolor. Odiar es peligroso porque no necesita nutrirse de cosas externas. El odio daña la mente, el cuerpo y las emociones, domina cada paso de la vida y contamina las noches sin sueño. Alguien parafraseó estos sentimientos diciendo: “En un momento incliné mi cabeza, no hay paz en la tierra. El odio es fuerte y ridiculiza el canto de la paz en la tierra, buena voluntad a los hombres. Pero aún con el espíritu vuelto pedazos y la cabeza inclinada... viene ayuda. Entonces el sonido de las campanas es más fuerte y profundo. Dios no está muerto y tampoco duerme. El errado caerá y el recto permanecerá, con paz en la tierra, buena voluntad a los hombres.”

AMADO DIOS: MUÉSTRANOS COMO BUSCAR EL BIEN COMÚN. QUITA DE NOSOTROS LA CAPACIDAD DE ODIAR Y LLÉNANOS CON EL DESEO Y LA CAPACIDAD DE MOSTRAR AMOR PERFECTO AL MUNDO. AMÉN

-Un miembro de la iglesia