“De hecho, consídero que en nada se comparan los sufrímíentos actuales con la gloría que habrá de revelarse en nosotros.”

Como muchos coleccionistas, yo colecciono lo que pudiera ser considerado casi perfecto. Sin embargo, buscando en una playa de la Florida, descubrí la belleza de conchas quebradas. Ellas fueron arrastradas por las aguas del golfo, aplastadas por muchos pies y enterradas en la arena. Pero sus interiores ¡brillan en la luz! Mi búsqueda continúo y encontré piedras que habían sido moldeadas durante su viaje. Entonces, comencé a pensar en términos de la humanidad y como, sin ninguna intención, yo he rechazado personas, no con palabras sino con mi silencio o tal vez con una mirada. Nosotros tenemos la oportunidad de reconocer diariamente la belleza en otros, haciendo que la belleza de Cristo brille a través de nosotros.

PADRE CELESTIAL: AYÚDANOS A VER A OTROS A TRAVÉS DE TUS OJOS. AMÉN.

-Rev. Gloria Villa-Díaz