“Cuando los faríseos víeron esto, les preguntaron a sus díscípulos: – ¿Por qué come su maestro con recaudadores de ímpuestos y con pecadores? Al oír esto, Jesús les contestó: –No son los sanos los que necesítan médíco síno los enfermos. Pero vayan y aprendan lo que sígnífi ca: “Lo que pído de ustedes es míserícordía y no sacrífícíos.” Porque no he venído a llamar a justos síno a pecadores.”
Hace poco una médica especializada en cirugía traumática me confesó su admiración por el cuerpo humano: “Usted puede abrir el cuerpo, hacer una incisión y entonces, a pesar del daño, el tejido tiene la habilidad de reorganizarse y reconstruirse así mismo para sanar... ¡Esto me mantiene maravillada!”. Siendo ella una de las que ve los pacientes con lesiones más extremas en el hospital, vive maravillada cada día del milagro de la sanidad. Así como Dios bendijo nuestro cuerpo con la capacidad de sanar, también promete sanar nuestro espíritu y nuestros corazones frágiles.
DOCTOR DE DOCTORES: GRACIAS POR FORTALECERNOS Y SANARNOS CUANDO ESTAMOS HERIDOS. GRACIAS POR LA VIDA. AYUDANOS A AGRADECERTE POR LA MUERTE. AMÉN.
-Lezlie Daniel