“...he aquí una multítud, la cual nadíe podía contar, de todas las nacíones, tríbus y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencía del Cordero, vestídos de ropas blancas y con palmas en sus manos; ... dícíendo: ‘la salvacíón pertenece a nuestro Díos que está sentado en el trono y al Cordero... y todos...se postraron sobre sus rostros y adoraron...”
¿Quiénes pueden adorar? La respuesta obvia es: todos los que han sido salvados y purifi cados por el Cordero. No hay ningún grupo étnico, ni lingüístico, ni intelectual, ni mucho menos económico, que tenga la exclusividad de la adoración. El privilegio de adorar es para toda criatura de Dios, pero mayormente para los que han sido salvos del pecado, la muerte y la condenación.
MAJESTUOSO DIOS Y GLORIOSO CORDERO: QUIERO ADORARTE NO SOLO COMO CRIATURA TUYA. MI ANHELO ES ADORARTE EN NIVELES MÁS PROFUNDOS EN LA SALVACiÓN QUE DAS. AHORA SÉ QUE NO TENGO LA EXCLUSIVIDAD DE ADORARTE. SÉ QUE PUEDO HACERLO JUNTO CON DIVERSIDAD DE PERSONAS SALVADAS POR TÍ.
-Rev. Gloria Villa-Díaz