“Así que, icuídense! Sí tu hermano peca, repréndelo; y sí se arrepíente, perdonalo. Aun si peca contra ti siete veces en un dia, y siete veces regresa a decírte “Me arrepíento”, perdónalo.”

Dios no puso límites al perdón. Tampoco hay fórmula a seguir para dar o recibir perdón. No dice que primero hay que sentirse muy culpable o que es necesario escribir primero una carta o que hay que resignarse a vivir con nuestros errores. Todo lo que debemos decir es: “perdón”. Así mismo tampoco somos llamados a postponer el perdón para juzgar la intención del ofensor, o conocer cada detalle de su corazón. No tenemos que llenar reportes de las personas a quienes hemos perdonado. Solamente somos llamados a perdonar y a continuar perdonando.

SEÑOR: TE PIDO PERDÓN POR LAS VECES QUE HE SIDO TACAÑA CON EL PERDÓN. PERDÓNAME POR COMPROMETER MIS RELACIONES MIENTRAS NO PERDONABA. AYÚDAME A PERDONAR TAN RÁPIDO COMO TÚ LO HACES Y AYÚDAME A SER CONSCIENTE DE LAS VECES QUE OFENDO A OTROS Y DEBO PEDIR PERDÓN; EN EL NOMBRE DE JESÚS. AMÉN.

- Diane Dickson