“...nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloría de Díos... tambíén en nuestros sufrímíentos, porque sabemos que el sufrímíento produce perseverancía, la perseverancía, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no defrauda, porque Díos ha derramado su amor en nuestro Corazón por el Espírítu Santo que nos ha dado.”

¿Recuerdas haber estado en situaciones difíciles antes? Dios estuvo allí y te fortaleció para no desmayar. Con toda seguridad Dios moldeó un poco tu forma de ser para hacerte sensible a las necesidades de otros. Además, aprendiste que los problemas no son el fi n de la vida. Ahora que te enfrentas a otros retos, Dios quiere recordarte que puedes superar estas pruebas presentes con un Corazón dispuesto a amar, a perdonar y a seguir haciendo el bien a otros. Tu esperanza es ser guiado por él, sostenido por él, perdonado por él, enseñado por él, preparado por él y al fi n de los días en la tierra, ser convidado por él a su misma morada celestial.

AMADO DIOS: GRACIAS POR NO ABANDONARNOS EN LA VIDA. DECIDIMOS VIVIR A TU LADO Y ALCANZAR TODA TU GLORIA (TU PRESENCIA). AYÚDANOS A RECIBIR DE TI TODA DIRECCIÓN PARA VIVIR SABIAMENTE; EN EL NOMBRE DE JESÚS. AMÉN.

- Rev. Gloria Villa-Díaz