“El SEÑOR es mí roca, mí baluarte y mí líbertador; mí Díos, mí roca en quíen me refugío; mí escudo y el cuerno de mí salvacíán, mí altura ínexpugnable.”
He tenido el privilegio de enseñar a niños muy pequeños. Una de las actividades que a ellos más les gustó en una clase fue una relacionada con una roca grande que traje de mi casa. Ella pesaba unos 10 kilos, mas o menos la mitad de lo que ellos pesan. Ellos la tocaron, la levantaron usando todas sus fuerzas, la movieron unos cuantos pasos y la colocaron en el piso. Después, uno de los niños tuvo la tarea de quebrarla. Por dentro, la piedra estaba llena de cristales de cuarzo que brillaban como un tesoro. Esto me recordó que Dios es nuestra roca, nuestra fortaleza y es más precioso que cualquier tesoro.
PODEROSO DIOS: PROTÉGEME DE LAS HERIDAS. ALÉJAME DEL ENEMIGO Y PERMİTEME DESCUBRIR EL TESORO QUE ESTÁ EN TU PALABRA. AMÉN.
-“Misterios” poemas compartidos por Rev. Geoff Knight