“Porque tanto amó Díos al mundo, que dío a su Hijo unígéníto, para que todo el que cree en él no se píerda, síno que tenga vída eternal.”

Leyendo este artículo en la prensa se me vino un pensamiento: “El milagro de la vida es posible en nuestro planeta por la existencia del sol. Si el sol fuera más grande o más pequeño, o más cercano o más lejano, nosotros no pudiéramos sobrevivir en la tierra.” En ese momento mi mente saltó al “Hijo” quien es el verdadero centro del universo. Nosotros fuimos creados milagrosamente por el “Hijo”. Nosotros vivimos por él, con él y en él. Todas las buenas cosas vienen de él; no solamente la hermosura, el equilibrio y la simetría de nuestra tierra sino la belleza espiritual de sus habitantes. Miren los peces nadando y los movimientos de todos los animales, todos son perfectos. Pero los seres humanos, imperfectos, son sostenidos por el cuidadoso amor del “Hijo” quien fue sacrifi cado para que tuviésemos vida eterna. ¿No es él la distancia, tamaño y poder perfectos que nos permite sobrevivir en la tierra y vivir en su reino por la eternidad?

AMADO PADRE QUIEN NOS CREASTE Y NOS DISTE CALMA, PROTECCIÓN Y ALIMENTO PARA NUESTRAS ALMAS Y CUERPOS: ACEPTA NUESTRA GRATITUD. GUÁRDANOS SANTOS Y SEGUROS EN NUESTRAS VIDAS CADA DíA, DONDE TÚ SEAS NUESTRO CENTRO Y ESTÉS SIEMPRE CON NOSOTROS. AMÉN.

-Elizabeth Phipps