“Y dijo Díos: “ ¡Que exísta la luz!” Y la luz llegó a exístír. Díos consíderó que la luz era buena y la separó de las tíníeblas.”

El pueblo de Israel sacado de Egipto, comenzando a ser inmigrante, fue sacudido con las primeras declaraciones acerca del Dios que los liberó. Este pueblo recién liberado tiene que comprender que Dios es diferente a los dioses egipcios. Así Dios no es creado por nadie ni por nada, ni él surge del caos y las aguas del rio Nilo como lo plantea la creencia egipcia. Dios es uno y no muchos dioses como se pretendía en Egipto. Además él es creador, y de la nada hace el caos que es la materia prima para su proyecto. Este magnífi co Dios es capaz de crear la luz sin necesidad de alguna lumbrera como el sol. A su vez este Dios es santo porque desde el comienzo comienza a separar la luz de las tinieblas. Así el pueblo inmigrante cae en la cuenta de que Dios quiere brindar a su peregrinaje la luz, el orden y la santidad que tanto necesita. Todo esto Dios lo hace a través de su Palabra.

GRANDIOSO CREADOR DEL UNIVERSO QUÉ BUENO QUE TÚ CREAS NUESTRO CAÓTICO PEREGRINAJE POR LA TIERRA COMO MATERIA PRIMA PARA TU OBRA MAESTRA. GRACIAS POR BRINDARNOS LA LUZ A TRAVÉS DE TU PALABRA Y DE TU HIJO JESÚS. QUE MIENTRAS CAMINAMOS, TÚ APARTES LAS TINIEBLAS DE NUESTRAS VIDAS Y NOS SEPARES EN LUZ Y SANTIDAD PARA TI.

- Missie Stroud