“Bendígan y no maldígan”

Bendecir es pensar, desear, hablar y hacer lo que es bueno para otros. Nosotros hemos sido muy bendecidos porque Dios ha enviado personas a nuestras vidas para ayudarnos a atravesar momentos difíciles y momentos placenteros. De la misma manera, Dios nos llama a bendecir a otros y no maldecir (pensar, desear o hacer mal a otros). Así como hemos recibido compasión, nosotros podemos ser compasivos con otros (entender sus necesidades, motivaciones, sentimientos y decisiones). Si tendemos a pensar lo malo antes que lo bueno, podemos parar, meditar y decidir colocar nuestra mente y todo nuestro ser en la posición correcta de bendecir. Dios nos creó para ser bendecidos (Dios nos bendice cada día) y para ser bendición en la tierra siendo compasivos con otros.

AMADO PADRE CELESTIAL: Tú ERES LA FUENTE DE LA BENDICIÓN. BENDIGO A CADA PERSONA CONOCIDA Y DESCONOCIDA PARA MÍ. QUE PARTE DE MI ADORACiÓN A TI SEA MANTENER UN ESPIRITU COMPASIVO HACIA TODOS. AMÉN.

-Rev. Gloria Villa-Díaz