“Mís querídos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar lístos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; pues la íra humana no produce la vída justa que Díos quíere.”
El enojo es una emoción fácil de sentir y de expresar. Comunicar mi enojo me es más fácil que calmarme. Actos de enojo pueden ocurrir sorpresivamente cuando experimentamos algo inesperado o indeseado. No es una sorpresa que mientras uno se involucra mas en algo, las opiniones se perciben más fuertes y el enojo se puede justifi car fácilmente. Pero, cuando los ánimos se calman, se puede reconocer que el problema original fue magnifi cado. Cuando Dios habla a través de las acciones de otros, debemos escuchar cuidadosamente, aún si no nos gusta lo que Dios está diciendo. Dios creó a toda persona en este mundo y enojarse con alguien es enojarse con Dios. ¡Cuan difícil resulta orar por esos cuyos actos ni entendemos ni aprobamos! Ciertamente Jesús debió haberse sentido de la misma manera aquí en la tierra.
AMADO PADRE CELESTÍAL: NOSOTROS CONFESAMOS QUE SOMOS MUY RÁPÍDOS PARA ENOJARNOS Y PARA HABLAR PERO MUY LENTOS PARA ESCUCHAR. PERMÍTE QUE NUESTROS OÍDOS Y CORAZONES SE ABRAN PARA QUE PODAMOS HACER TU VOLUNTAD AQUÍ EN LA TÍERRA. AMÉN.
- Pam Ames