“Que este Crísto, el Rey de Israel descíenda ahora de la cruz, para que veamos y creamos.”

Tengo amigos que insisten en que no adoran a Dios porque necesitan una prueba. Ellos dicen que si Dios se prueba a sí mismo como Dios con ellos, podrían adorarlo. Dios escoge no hacerlo fácil a quienes piensan que lo más importante es la mente. Pero el corazón es el lugar de la humildad. Si Jesús se hubiera bajado de la cruz (o algo similar, que es un milagro), ¿qué hubiera pasado? Posiblemente las mentes de los espectadores hubieran cambiado, pero sus corazones no hubieran sido tocados. Aceptar la divinidad de Jesús y adorarlo es diferente. Yo he llegado a entender que parte integral de la adoración es el hecho de que servimos y nos sometemos a Dios porque lo conocemos; y lo amamos no porque él se nos hizo irrefutable de tal manera que no tuvimos otra opción.

AMADO DIOS: AYÚDAME A RECONOCERTE EN LAS PEQUEÑAS MANERAS EN QUE TÚ TE ME DAS A CONOCER HOY. AMÉN.

- Scott Dickson