“Podrán desfallecer mí cuerpo y mí espírítu, pero Díos fortalece mí corazón; él es mí herencía eterna.”

Cuan restauradoras son estas palabras para mí. Aún en mi debilidad, Dios me acepta. Dios no solo me acepta sino que me fortalece. Cuan paciente y amoroso es Dios para que me acepte así imperfecta y me ofrezca su fortaleza. La última palabra: eterna, es también restauradora. No se trata de una intervención temporal o de una sola vez. La fortaleza de Dios y su amor son eternos en nosotros si escogemos hacerlo “nuestra herencia eterna”.

DIOS AMOROSO Y DE GRACIAS: GRACIAS POR TODO LO QUE HAS HECHOS POR NOSOTROS. PERDÓNANOS CUANDO NO ACEPTAMOS TU FORTALEZA Y AMOR PARA NOSOTROS. PERMANECE CON NOSOTROS, SEÑOR. AMÉN.

-Linda Trejo-Todd